Es impensable imaginar la industria de la construcción hoy en día sin el hormigón armado. Este material nos permite levantar edificios, puentes, presas, túneles, instalaciones industriales y un sinfín de cosas más gracias a su versatilidad y moldeabilidad, lo que lo sitúa en un indiscutible primer puesto en material más usado a nivel mundial.
Sin embargo, es un sistema relativamente tardío, que no apareció hasta casi siglo y medio después de que se empleasen elementos estructurales hechos de metal. Como referencia, debe recordarse que ya en 1706 se fabricaron en Inglaterra las columnas de fundición de hierro para la construcción de la Cámara de los Comunes en Londres y en 1777 se construye el primer puente metálico en Shropshire, el famoso Iron Bridge.
Invención del hormigón armado
La primera invención del hormigón armado surgió hacia 1843, cuando Joseph Lambot tuvo la idea de hacer maceteros y otros elementos de jardín con mortero de cemento reforzado con alambre. Al comprobar que estos elementos eran impermeables y que el alambre se conservaba perfectamente dentro de ellos, decidió construir en 1848 una barca para poder navegar en el lago de su propiedad en Miraval (Francia).
Pasó 5 años perfeccionando su invención, y en enero de 1855 registró su primera patente, en la que planteaba el sistema como «una combinación de hierro y cemento destinada a reemplazar la madera de construcción». Construyó una segunda barca de cemento armado y la llevó a la Exposición Universal de París de 1855, donde pasó prácticamente desapercibida, salvo por un pequeño encargo de la Marina Francesa para construir una boya de prueba. Ante tal fracaso, Lambot decidió no desarrollar más su invento durante el resto de su vida.
¿Cuál fue el principal problema? Que apenas se había estudiado mecánicamente el hormigón en masa como material estructural, con lo que la comprensión del potencial del nuevo material era prácticamente impensable en ese momento.
La siguiente patente de cemento armado no llegaría hasta 1867, y lo hizo de mano de Joseph Monier, el que para muchos es considerado el inventor del hormigón armado. A pesar de no ser el inventor, sí que fue la persona que logró darle una gran difusión y múltiples aplicaciones, comenzando por maceteros (al igual que Lambot) hasta depósitos industriales (de hasta 200 metros cúbicos), puentes y pasarelas, construyendo el primer puente de hormigón armado en 1875, la pasarela del Castillo de Chazelet. Este primer puente de hormigón armado salvaba un vano de 15 metros con un sistema de losa apoyado sobre 4 vigas. En 1887 construye el primer edificio residencial con estructura de hormigón armado en Niza.
A pesar de todo ello, que puede parecer un caso de pleno éxito, la empresa de Monier quiebra en 1888. Este hecho pudo tener un papel altamente relevante en acelerar la llegada del hormigón armado a España.
Llegada a España
Aunque el hormigón armado no se habría demorado mucho en llegar a la Península, ya que José Eugenio Ribera, quien trabajó con la firma Hennebique, conocía perfectamente el potencial del material y también los métodos de dimensionamiento que había aprendido en sus estancia en la compañía francesa (Monier había progresado en base a resultados empíricos, sin llegar a conocer en profundidad el comportamiento del material), lo habría introducido a principios del siglo XX, el mérito de ser el primero en emplear este sistema en nuestro país le corresponde a otra persona.
El responsable de tal hito no es otro que Francesc Maciá, el que se convertiría en 1933 en el primer presidente de la Generalitat de Catalunya. Algunos autores especulan que Macià y Monier mantuvieron contacto en alguna Exposición Universal de Barcelona o París en los años 1888 y 1889 respectivamente, y que, en el año 1891 durante un viaje que hizo a Francia durante un mes, es posible que adquiriera los derechos y permisos de la patente a partir de la cual construir en Catalunya. Lo que es cierto es que, dada la difícil situación económica de Monier, Maciá tenía mejores posibilidades de conseguir un acuerdo más ventajoso para emplear tan ansiado sistema.
En diciembre de 1893 la empresa Lecanda, Maciá y Cia., con los derechos de la patente de Monier en sus manos, realiza la primera construcción de hormigón armado en España, que no es otro que el depósito de Puigverd en Lérida. Esta estructura se encuentra en perfecto estado y sigue prestando servicio actualmente.
Entre 1894 y 1895 la empresa realiza diversos trabajos en España. En Zaragoza ejecuta los siguientes trabajos, de los que aún no se han podido encontrar más detalles que los aquí especificados:
Trabajos en Zaragoza entre 1894 y 1985
Pavimento de 29,72 metros cuadrados para Manuel Serrano. Es posible que se trate de Manuel Serrano y Sanz, quien se convertiría en Catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras de de la Universidad de Zaragoza en 1905 quien encargase este trabajo durante una estancia en Zaragoza, dado que en 1894 estaba trabajando en la Biblioteca Nacional.
Depósito rectangular de 700 metros cúbicos con cubierta resistente por 6000 kg por metro cuadrado, Depósito rectangular cubierto de 25 metros cúbicos y tuberías de 20, 31 y 45 centímetros de diámetro, 200 metros cuadrados de pavimento, para la Electra Peral Zaragozana. En esos momentos la compañía eléctrica de Isaac Peral se encontraba en sus comienzos, pro lo que es posible que el encargo se refiera a instalaciones del Molino de San Carlos.
Depósito de 1540 metros cúbicos (54 m x 14 m x 2,1 m) para Josefa Domínguez. Lo único que se sabe de la promotora es que poseía varios inmuebles en la calle de Coso de Zaragoza, pero no se ha encontrado más información. Es muy probable que éste fuera el primer proyecto en realizarse en Zaragoza, ya que es el único que cuenta con una fotografía confirmada en el catálogo de la compañía de Maciá.
Depósito de 13 metros cúbicos y pavimento en el hospital militar para la Comandancia de Ingenieros. Como Francesc Maciá era ingeniero militar, es bastante probable que sus contactos le sirviesen para hacerse con este encargo.
Lago, puente, cascada y terraza para José Antolín. No se ha encontrado ninguna referencia al promotor en ningún archivo. Por la naturaleza del encargo, probablemente fuese para adornar un parque o un jardín. En el catálogo de Maciá se incluyen fotos qque podrían corresponder con el trabajo realizado.
Depósitos de 26,9 x 8 x 2 m y de 13,45 x 8 x 2 m para Villarroya y Castellano, que era una casa de banca que posteriormente daría lugar al Banco de Aragón. Esta sociedad estaba directamente involucrada en una gran cantidad de proyectos industriales, pero los que recibieron más impulso en los años 1894-1895 fueron sin duda la Azucarera de Aragón y la Papelera, por lo que seguramente estos depósitos perteneciesen a una de estas dos fábricas.
Cúpula de 28 metros cuadrados de desarrollo y canal de 0,3 m, Azotea de 240 metros cuadrados, 28 metros lineales de canal para recoger aguas, pavimentos y excusados para Manuel Marraco (Ministro durante la Segunda República). Llama la atención del encargo la cúpula. Es posible que esta fuese parte del antiguo Teatro Circo de Zaragoza, situado en la Calles San Miguel, dado que en el archivo municipal de Zaragoza hay registros de que estaba realizando reformas en el recinto durante ese periodo de tiempo.
Conclusiones
Los primeros proyectos de hormigón armado en Aragón fueron mayoritariamente de carácter industrial, en general depósitos más económicos que los metálicos o de fábrica que se habían hecho hasta la fecha, para almacenar desde agua a melaza. También existía una demanda de pavimentos, si bien de dimensiones reducidas y probablemente para áreas de esparcimiento o de tránsito.
Los promotores eran en su mayoría grandes sociedades emergentes y personajes influyentes que, por el perfil altamente político de Maciá, pudieron tener trato personal con él anteriormente, lo que le facilitó su entrada en la región.
La comparación del reducido número de proyectos de Maciá en la ciudad de Zaragoza respecto a otros territorios podría significar que aún no había industria suficiente como para tener demanda del sistema o, que únicamente la empleó como lugar de paso hacia otras regiones del país. De todas formas, y al ser el tiempo de operación de la empresa de Maciá muy breve, es imposible asegurar la razón exacta.
Referencias
- Domouso de Alba, Francisco José (2015) «La introducción del hormigón armado en España: Razón Constructiva de su Evolución»
- Burgos Núñez, Antonio (2009) «Los orígenes del Hormigón Armado en España»
- Camps Goset, Sergi (2009) «Los pioneros del hormigón estructural: de Europa a Cataluña»
- Graus, R. et al (2017) «El hormigón armado en Cataluña (1898-1929): cuatro empresas y su relación con la arquitectura»
Autor del artículo: David Ostáriz Falo